lunes, 7 de marzo de 2011

tristeza automedicada


Hay cosas de las que no se pueden hablar, no porque estén prohibidas sino porque las palabras no salen de la garganta.
Uno esta bien pero no se siente igual.
Mientras mas personas uno más solo esta.
Solo queda verse en el espejo y ver que el reflejo es la patética imagen de alguien sin sonrisa.
La depresión es esa palabra que se pone de moda; se comienza a manejar de forma tan casual que pierde su verdadero significado. Que depre dicen algunas, estoy depre dice el otro cuando solo esta aburrido, no saben lo que es vivir así, en una burbuja negra sintiendo que el corazón trata de hacerse sentir y eso duele.
La tristeza no debería ser diagnosticada; las pastillas deberían ser de chocolate y los jarabes de cereza.

Una persona me dijo que el mejor remedio es la compañía, que me faltaban amigos, que me faltaba un amor.

Me volví popular, donde había fiesta estaba yo; no había día de la semana en que una fiesta no sea apropiada, no había lugar donde tomar me era prohibido.
Me conseguí un novio churro, con plata que vivía y desvivía por mi; días juntos, alcohol juntos, el me besaba yo lo besaba tururu tarara.
La perfección se vivía solo cuando ellos estaban.
A veces la oscuridad es mas grande cuando haz tenido cerca algo tan brillante como el sol, un que no caliente igual.
A veces la fiesta no es la misma cuando tomas con alguien que solo te llamara para que te unas en la chancha, cuando la persona que tienes al frente te cuidara como tu la cuidaras.
Definitivamente los labios de un maniquí son fríos y sin nada de sabor; un te quiero suena igual al viento y presionas el automático no es fácil fingir más cuando no sientes nada más que piel. El dinero puede maquillar muchas cosas, las horas que fingimos oír a alguien, un abrazo, un beso, pero no pude cambiar el hecho de que no sientes lo mismo y poco a poco te alejas para volver a estar sola y sentir la ausencia de la nada como si nunca hubiera.
 El silencio mata cuando te haz acostumbrado al ruido y poco a poco lo odias; después no odias que exista, te odias porque importa y el remolino vuelve a ti, vuelve al ser imperfecto y triste, triste otra vez.
El dolor dentro de las venas es tan fuerte que intentas sacarlo al exterior dejarlo salir y ver su color; la autodestrucción es la única salida y empieza el principio del ansiado fin que uno anhela y al cual no se tiene miedo.
Pasa el tiempo y el sentimiento vuelve, me rehúso al volver a sentir y trato de volver al distractor y no funciona; el dolor vuelve y quiero sacarlo pero ese poder trasciende mis manos y ya no es mi alivio, sino el futuro tormento de algún tonto que ose quererme y eso mata, el veneno de las lagrimas ajenas son las que mas fuerza y mas temor dan.

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