jueves, 12 de mayo de 2011

Escribiendo en Negro

Nunca me agradaron esas chicas que escriben de su mala vida, de cómo se odian por ser gordas, porque nadie las entiende o porque no sabes, solo eso; Pero aveces uno se siente exactamente como ellas.

Siento que mis mejillas me duelen, como si quisiesen ayudar a mi boca a decir algo y no pudiesen; siento que mis ojos se hinchan y se tratan de no soltar làgrima, hay mucha gente; siento como si un golpe hubiera dado en la parte interna de mi pecho y no dejara latir el corazón, como quisiera dejar de latir.

La forma que muchos buscan para esquivar sus tristezas es como la mía, padeciéndola y consumiéndola hasta que no quede más; sea de la tristeza o de uno mismo.

La tristeza es de corto o largo plazo; puede ser de esas que nacen de repente y destruyen tu mundo solo para levantarte como un fénix; esas puñaladas que se reciben sin aviso son las que dan adrenalina y ganas de patear a cualquiera que se interponga en el camino, para después levantarte y sacudirte el polvo.

Hay otras que se llevan en el estómago por años, oculto porque no hay otro lugar donde pueda estar, solo para salir de vez en cuanto y recordarte lo desgraciado sigues siendo, ese es el tipo de tristeza que consume tu alma de poco a poco hasta que se puede ver a través de la mirada. Creo que ese dolor es una de las grandes causas de gastritis, o debería serlo.

A veces la auto-tortura es mejor que la auto-compasión, o eso me parece cada vez que lloro por algo peor que lo anterior.
La autocompasión me estresa y me deprime más, me hace pensar que aquellos suicidas tienen razón y solo en ese momento veo justificado un golpe, justo en el estomago para remover ese hueco; no me permito pensar así y la razón es la única que me mantiene con los ojos secos, ese extraño Karma que me rodea de pocas personas especiales a los que yo llamo únicos.

No me siento afortunada; si escribieran una biografía mía seria un aburrido cuento de tristezas, que valdría la pena leer solo por los personajes secundarios.

No estoy inspirada, no tengo ganas de molestar ni de quejarme con palabras soeces ni con carcajadas estruendosas.

Comprare Oreos y haré leche para ver si el dulce puede calmar esa sensación amarga dentro de mi. 

1 comentario:

  1. Aunque no hayas tenido mucho que decir, tienes talento para romper el silencio con las palabras. Persevera.

    :)

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