Pero viendo mi estante de maquillaje, que ha crecido de forma inteligente en el último año, me he dado cuenta que he llegado a un momento en que pensé que nunca llegaría: estoy por terminar un producto.
Ok, no he ganado una medalla, corrido un Triatlón ni me he graduado de una carrera (aún).
No es la gran cosa pero ¿Te ha pasado que tienes que comprarte otro rubor o otros polvos porque en verdad los necesitas? No los compras porque están en oferta, hay 2x1, están bonitas o solo las quieres porque las quieres y tu tarjeta de crédito está que se quema dentro de tu billetera.
Recuerdo que cuando era más chiquita me ponía a usar mis cremas, perfumes, maquillaje, etc; y me daba cuenta que la mitad de ellas ya se había vencido, estaban secas o se habían hecho trizas porque tengo la mala costumbre de guardar todo en el mismo lugar. Habré desperdiciado cientos de soles de la billetera de mi pobre madre en productos que nunca usé, pero ahora es diferente, ahora son mis moneditas, ahora me cuesta.
Ayer deseché mis polvos Loreal e hice lo más emocionante que pasa cuando vas de compras...
¡Abres la caja del producto nuevo y lo estrenas!
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